Ambición sin artificios: Lucas Rodrigues Moura da Silva.
Abaporu es el lienzo brasileño más valorado de la historia. En él, Tarsila do Amaral buscó expresar mediante pinceladas la absorción de matices de culturas extranjeras para hacer que la cultura local tuviera una identidad más brasileña.
Como la tela en su día Lucas Moura, de solo 18 años, es ahora el joven valor más caro de todo Brasil. Todo esto justo después de recuperar su identidad.
Lucas creció en el distrito de Ciudad Ademar, en la zona sur de São Paulo, un barrio dormitorio de pocos recursos y altos índices de criminalidad. Pasó allí su infancia jugando a fútbol con su hermano y su primo, observando como gran parte de sus amigos y conocidos escogían el camino del tráfico. La historia de siempre, parece una plantilla utilizada para el prólogo de la biografía de todo futbolista, pero es real, la triste realidad de Brasil.
El pequeño Lucas escogió la senda del fútbol, una elección que supone mucho esfuerzo y sacrificios. Ésta comenzó con 6 años en la escuela de fútbol de Marcelinho Carioca, tras seis meses allí partió hacia un equipo de futsal en São Caetano donde recibiría un apodo que le acompañaría hasta hace bien poco: Marcelinho.