21 de junio de 2011

Ambición sin artificios: Lucas Rodrigues Moura da Silva.



Abaporu es el lienzo brasileño más valorado de la historia. En él, Tarsila do Amaral buscó expresar mediante pinceladas la absorción de matices de culturas extranjeras para hacer que la cultura local tuviera una identidad más brasileña.
Como la tela en su día Lucas Moura, de solo 18 años, es ahora el joven valor más caro de todo Brasil. Todo esto justo después de recuperar su identidad.

Lucas creció en el distrito de Ciudad Ademar, en la zona sur de São Paulo, un barrio dormitorio de pocos recursos y altos índices de criminalidad. Pasó allí su infancia jugando a fútbol con su hermano y su primo, observando como gran parte de sus amigos y conocidos escogían el camino del tráfico. La historia de siempre, parece una plantilla utilizada para el prólogo de la biografía de todo futbolista, pero es real, la triste realidad de Brasil.
El pequeño Lucas escogió la senda del fútbol, una elección que supone mucho esfuerzo y sacrificios. Ésta comenzó con 6 años en la escuela de fútbol de Marcelinho Carioca, tras seis meses allí partió hacia un equipo de futsal en São Caetano donde recibiría un apodo que le acompañaría hasta hace bien poco: Marcelinho.


Marcelinho gustó mucho en aquellas pistas de São Caetano y llamó la atención de empleados del Corinthians. Con 10 años comenzó a jugar en las categorías de base del Timão, donde continuó demostrando que era un futbolista diferenciado, muy superior al resto de sus compañeros.
Tras tres años allí, el ritmo de vida que suponía compaginar estudios y fútbol entre su casa y la sede del Corinthians -a las que separaban muchos kilómetros de distancia- terminó por agotarle. Su padre observó que su hijo no se encontraba cómodo, y es por ello que estudió una oferta que llevaba tiempo sobre la mesa de la familia: Internar al pequeño en la moderna residencia del São Paulo, el club con mejores instalaciones de todo Brasil.

Aterriza en São Paulo en 2005 y desde el primer día cuenta con la confianza del por entonces entrenador de categorías inferiores Bruno Petrin, el cual avisa de que están ante el futuro camisa 10 del Tricolor.
Cinco años después de su llegada, Marcelinho comienza a aparecer en algunos partidos del primer equipo con el dorsal 37. El 9 de Septiembre de 2010 llegaría su primer gol como profesional en la victoria por 3 a 2 contra el Atlético Mineiro, en la jornada 19 del Campeonato Brasileño de ese mismo año.

Poco tiempo después decidió rescatar su nombre, a pesar de que el mundo ya se había acostumbrado a ese prometedor Marcelinho del São Paulo. Recuperó su identidad y con ella llegó la que es por el momento la mejor etapa en su corta carrera como futbolista: Titularidad, goles y la victoria en Enero de este año en el Sudamericano sub20, donde se consagró como una de las grandes revelaciones del planeta.
Como consecuencia de todo ello Wagner Ribeiro, agente del ya conocido como Lucas, consiguió una mejora de contrato gracias al enorme interés suscitado en Europa. Y con ésta, la segunda mayor cláusula rescisoria de Brasil: 80 millones de euros. Sólo superada por la de Ronaldinho en el Flamengo.
Además, sus recientes actuaciones le han ayudado a conseguir el sueño de vestir la camiseta de la selección principal y ser convocado por Mano Menezes para la próxima Copa América.

En el terreno futbolístico Lucas es un atacante polivalente -puede jugar en ambas bandas así como de segundo punta-, que cuando inicia su carrera hacia el gol es difícil de parar. Su verticalidad recuerda, salvando las enormes distancias, a Lionel Messi. Todo esto sin caer en el regate insustancial.
A su excelsa técnica se le añade una gran capacidad de asociarse con los compañeros: Participa en jugadas colectivas y posee un gran número de asistencias a sus espaldas, aunque deba de mejorar en la toma de decisiones.
Un futbolista determinante que además trabaja y ayuda en la presión.

Al margen de sus cualidades futbolísticas, por lo que escucho del propio Lucas y de la gente que le conoce, su personalidad es un plus por el que apostar en él.
Ambicioso y consciente de que aún no ha logrado nada, sigue trabajando igual que antes de ese fantástico inicio de 2011. La fama y el dinero parecen no haber afectado a su día a día: Sigue viviendo en la residencia sãopaulina, no se conocen excesos en su tiempo de ocio, no tiene coche y tiene como principal objetivo comprar un apartamento a cada uno de sus padres (Los cuales están separados) para que vivan cerca de él.
Cuentan los orgullosos vecinos de Ciudad Ademar que después de cada partido del São Paulo Lucas va al barrio a conversar con su padre en la calle y atiende a los pequeños fans que se acercan a saludar.
Muestras de sensatez y humildad.

Lucas Rodrigues Moura da Silva ¿En que prestigiosa galería acabará este lienzo?

4 comentarios:

rajaqueteraja 21 de junio de 2011, 17:04  

Veremos cuanto tarda en ir a Europa, aunque con esa prohibitiva claúsula... Gran artículo.

Aquí te dejo un buen blog de fútbol y baloncesto, lleno de polémica y en busca del debate, http://tripleporlaescuadra.blogspot.com/

Escanteio 21 de junio de 2011, 18:10  

Supongo que a partir de Julio de 2012, donde aumentaría al 30% sus derechos federativos (Ya posee el 20%) y sacaría más del valor de venta.

Anónimo 22 de junio de 2011, 0:58  

Y que en todas partes, las grandes promesas del futbol sean comparadas con CR...

Es obvio quien es el mejor del mundo.

Luisaoh 22 de junio de 2011, 13:33  

Parece que tiene una personalidad parecida a Kaka, si sigue así y con humildad puede llegar muy lejos! Esperemos verle por Europa dentro de poco!

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